Corrían las 19:24 horas de la tarde del sábado (22/02/2014). Y justo después de la resaca de compra-venta de WhatsApp por parte de Facebook, la primera dejaba de funcionar para 450 millones de usuarios.
Los usuarios volvían a llamar por teléfono a sus amistades, familiares o parejas. Los usuarios hacían uso de las redes sociales tipo Facebook o Twitter para preguntar:
– ¿Les funciona el WhatsApp o es solo a mi?
Parecía que había estallado la 3ª Guerra Mundial y lo que no sabemos es que estalló hace tiempo… La noticia corría como ese invento chino del siglo IX, exacto, como la pólvora.
Debo decir que me lo pasé en grande. En cuanto fui conciente y denoté que era un fallo global de la plataforma de mensajería instantánea, y que iba para largo, lancé varios “tuits” con un toque de humor, que les iré posteando en este artículo…
Anda que no le va a venir bien a Telegram y Line la enésima caída de WhatsApp… #CaidaWhatsapp
— Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) February 22, 2014
Pero analicemos por un momento lo que esto supuso… Parecía el fin del mundo. Los usuarios, defendían a través de las redes sociales mil y una razones del fallo, recomendaciones para pasarse a otros sistemas, etc… Alguno decían que se estaban produciendo las primeras modificaciones tras la compra de la plataforma por parte de Facebook. Otros alegaban que era el momento idóneo para pasarse a Telegram…
Cuenta la leyenda que hay parejas que se han vuelto a hablar en persona después de la #CaidaWhatsapp …
— Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) February 22, 2014
Cuando era niño (no hace tanto tiempo), no habían móviles, ni ordenadores de sobremesa, salvo alguno lento, feo y costoso en los centros escolares. Pero todos hacíamos por vernos. Estábamos más comunicados que ahora. Una sonrisa no era un “emoticon” o un “jajaja”, era una sonrisa de verdad, de las de dientes y arrugas. Había unas reglas no escritas de horarios, que hacían que el parque, la cancha, el nisperero o la plaza, fueran “meeting point” en donde nos reuníamos a jugar, sin necesidad de cita previa, eso era para los dentistas.
La #CaidaWhatsapp ha descubierto que los españoles no tienen amigos sin el! 😉
— Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) February 22, 2014
Si las madres tenían que comentar algo con otras madres, las visitaban en sus casas, o las llamaban por teléfono fijo, si tenías, o si no la “cabina”. ¡Y no pasaba nada!
La caída de WhatsApp el sábado me dio mucho que pensar. ¿Realmente nos han acercado las nuevas tecnologías? ¿O son la herramienta perfecta para mantener las distancias que cada uno quiere, como y cuando quiere?
Cuenta la leyenda que hay #CaidaWhatsapp porque el padre de Messi no ha recibido aún la comisión de #Zuckerberg tras la compra…
— Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) February 22, 2014
Como el fallo duró hasta las 23:36 de la noche (algo más de 4 horas), ¡hubo familias, parejas, amigos… que se volvieron a mirar a los ojos cenando después de mucho tiempo! Ya solo por esto mereció la pena la caída.
Son miles las personas que acaban de descubrir que desde el móvil se pueden hacer llamadas! Eureka! #CaidaWhatsapp
— Rayko Lorenzo (@raykolorenzo) February 22, 2014
Era como si nos faltara algo; como si una prolongación de nuestra mano estuviese entumecida, dormida, aletargada sin más. Nos habían dejado comunicativamente hablando, huérfanos.
Rápidamente los usuarios recomendaban descargar la nueva tendencia, Telegram. Fue tanto el índice de descarga, que llegaron a tener unas 6.000 por minuto, si “seismil”. Lógicamente se colapsó también esta aplicación.
“Las herramientas de comunicación tienen que ser una ayuda al fin, no el fin propiamente dicho”
Igual este fallo también les ha hecho reflexionar a ustedes ¿Hasta qué punto dependemos de los móviles? ¿Sabían que no podemos estar más de 6 minutos sin mirarlo? ¿Sabían que en 2018 habrá 7.000 millones de móviles en el mundo?…
Les invito a que prueben estar un día sin mirar el móvil; unas tapas con los amig@s sin responder a un Whatsapp, 24 horas sin ver las noticias del Twitter o el mismo tiempo sin ver las últimas novedades del Facebook… ¡Yo lo he intentado, y aún no he podido! Ya forma parte de nosotros, lo único que tenemos que hacer es controlarlo, y en eso si voy avanzando.
Un saludo.
Rayko Lorenzo.
Muchos han sido los amig@s, que en otros tiempos (no tan lejanos), presumían de móvil sin internet, mal metiéndose con quienes podíamos optar a dicho lujo. Las cosas han cambiado y mucho, ahora han perdido la voz (no comento). Personalmente y recordando aquellos SMS a 0,15 céntimos para organizar diferentes actividades de la Asociación Cultural Harán, e incluso 0,50 cuando en 2009 nos desplazamos a la octava Isla (Venezuela), para mí ha sido un ahorro importante a fin de mes. De esas 4 horas sin WatshApp, solo puedo decir una cosa, ¡que silencio más bueno!
Seguiré sentándome en una mesa con mi mujer A COMER, viendo como otras personas (amigos, compañeros), se apalabran con apalabrados, tiempo en el cual, nosotros iremos pensando en la siguiente botella de buen vino.
Como siempre una gran reflexión amigo…. Un abrazo de Víctor y Mara…
Leerte es como si te estuviese escuchando amigo mío! Gracias de corazón por pasarte siempre por aquí!
Un abrazo para los dos.
Rayko Lorenzo.
Sí señor, muy buena reflexión.
Está claro que las tecnologías siempre ayudan o al menos en principio surgen con el fin de facilitarnos las cosas, pero también está claro que todo esto de la mensajería instántanea, internet y las redes sociales está provocando nuevas “adicciones”.
Echo de menos esa naturalidad con la que se hacían las cosas antes, pero me da a mi que ya no hay marcha atrás, sólo nos queda como bien dices, que cada uno intentemos controlarnos!!
Un beso
Efectivamente, hay que aprender a controlar las nuevas herramientas, para que no acaben controlando a uno!
Gracias por tu comentario Mª José!
Un saludo.
Rayko Lorenzo.