De pequeño (y de grande) odiaba los problemas matemáticos. Me parecía absurdo el tener que hacer una suma, resta, multiplicación o supuesto matemático sin calculadora. ¿Para qué está la tecnología? Pero cuando te vas haciendo mayor, te das cuenta de que las cosas no son tan fáciles, y que lo que aprendes y parece que nunca te hará falta, seguramente serán recursos que no tardarás en sacarles partido. Al tiempo…
Recuerdo problemas como este:
– Si te encuentras en un punto a 7 kilómetros de Pepito, y éste a 9 de Juanito… ¿A cuántos kilómetros estás de Juanito? –
Yo siempre respondía – Pues lejos para ir caminando –
Ojalá los problemas en la vida tuvieran solución con una calculara, aunque hay muchos que con “números” seguramente serían menos problemas. La capacidad que tenemos las personas para afrontar problemas, va totalmente ligada con el número de “ecuaciones” que hayas tenido que resolver previamente.
Los problemas suelen ser silenciosos, aunque luego forman mucho ruido. Normalmente no suelen avisar. Se presentan en tu casa, casi siempre sin llamar ni al timbre, y comen de tu mesa, beben leche de tu nevera, se calzan tus babuchas y encima se meten contigo en la cama. Los problemas son unos atrevidos.
Son “polígamos”, pueden influir a varias personas a la vez. Son detestables, porque desafortunadamente no entienden de situaciones previas, de edades, de horas ni de fechas. Los problemas son largos hasta en letras (de las 189 palabras anteriores, apenas 15 tienen más letras). Los problemas son mafiosos, te traicionan, te atacan por la espalda, te pueden hacer ver las cosas buenas como malas, lo positivo como negativo… Son enemigos de la sonrisa, porque hay veces que sonríes por no llorar…
Los “problems” (en inglés que tiene menos letras), son como agujas perdidas en el pajar, que aparecen cuando te sientas y desaparecen cuando te levantas. Son arenales que se convierten en piedras, y piedras que se transforman en arenas movedizas como las de la Bahía de Morecambe en Inglaterra.
Y después de esta humilde y dura reflexión que les acabo de hacer de los problemas… ¿Realmente quieren vivir con ellos?
“Los problemas son problemas porque tienen soluciones, solo hay que afrontarlos y solucionarlos, que no parchearlos”
Con los problemas, y con nada, no podemos titubear. Tenemos que ser inflexibles. Los problemas suelen venir acompañados con más problemas. Hay una ley no escrita (o sí), que dice que cuantos más problemas tienes más vienen. Tenemos que analizarlos, ver de donde vienen, detectar cual es el foco de donde parten; hay que coger el toro por los cuernos (cuando esté dormido) y afrontarlos. Debemos y tenemos que buscar soluciones. En función de la tipología de problema, tendremos que establecer diferentes planes.
“Si el “Plan A” no les funciona, el abecedario creo recordar que llega hasta la Z”
Muchas veces nos encontraremos con que tenemos que actuar como investigadores con los problemas, es decir, “método prueba error”. No somos adivinos. No sabemos a ciencia cierta si tomando un camino de los 30.000 mil que hay, vamos a lograr acabar con el problema de turno, pero si les puedo decir que si no tomamos ninguno, el problema no suele desaparecer solo. Es muy cómodo dormir en cama ajena, comer de la comida de otro y calentarse los pies con esas babuchas viejas que tanto abrigan.
Como les decía antes, si somos capaces de llegar al foco del problema, lograremos proponer alternativas y acciones más letales. No hace falta que me digan que muchos problemas están ligados a lo monetario, ya lo dejaba caer antes aunque de forma subliminal. Por supuesto que si; pero los problemas también los tienen los ricos, los millonarios, los que más tienen. Aunque oso a decir, que los que tienen las cuentas corrientes más acaudaladas, tienen una tipología de problemas que para nosotros, “los mortales”, son sandeces.
“No vale el mal de muchos consuelo de tontos, los problemas son diferentes para cada persona y por lo tanto, no hay que mirar a los del vecino”
La manera de soportarlos y el “colchón” de cada persona, puede ser un mundo. Pero el denominador común es el que hay que afrontarlos de manera decidida, con alternativas y seguros de que vamos a acabar con ellos.
Si existen problemas es porque hay soluciones. Tampoco me vale lo de “todo tiene solución menos la muerte”. Dejemos a la muerte en paz que ya llegará, no lo duden, remanguémonos la camisa y pongámonos manos a la obra. La satisfacción de acabar con un problema será la gasolina que nos ayude a afrontar al próximo intruso que venga a robarnos las babuchas, que vendrá.
Un saludo.
Rayko Lorenzo.
Me ha encantado tu descripción de los problemas, esos intrusos que se cuelan en casa….., se calzan nuestras babuchas y se meten en nuestra cama, hasta en nuestros sueños, totalmente cierta :).
A veces encontrar la solución es difícil, sobre todo cuando son temas económicos derivados de la imposibilidad de encontrar un trabajo, el estigma de nuestros días. Pero me quedo con esa positividad con la que siempre impulsas, si tenemos un probelma tenemos que pensar que hay una solución y buscarla!!
Exacto Mª José, el tiempo que tardemos en tomar soluciones (decisiones) irá contra nosotros de tal forma, que muchas veces sufrimos más de la cuenta…
Un saludo.
Rayko Lorenzo.