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Los que entienden de anatomía dicen que el ser humano está compuesto por más de 50 billones de células, y que éstas a su vez,  se organizan para formar tejidos, órganos, sistemas y aparatos que constituyen nuestro organismo. Me salto muchas cosas porque no soy estudioso del tema, pero así, de entrada, ya podemos denotar que somos complicados ¿no creen?

La vida es como un libro, tiene un principio, un “terreno” intermedio y un final. El problema, como ya les he comentado en alguna ocasión, es que tendemos a recordar mucho más lo malo que lo bueno; es por ello que si el final del libro es malo, no recordaremos el maravilloso principio… Pero el libro de la vida es una obra en la que tú no eres el lector, todo lo contrario, eres el escritor. Cuando escribes el libro de tu vida, no sólo estarás anotando blanco sobre negro tus pasos o directrices, también estarás creando una historia de la que tendrás que estar orgulloso. Una historia sin historias en la que se puedan ver reflejados tus hijos, tus sobrinos, tus amistades, tu entorno…

No solamente somos lo que somos, sino lo que somos cuando ya no estamos en un lugar…

Hasta aquí todo bien, fácil, normal… diría incluso que semi-lógico, pero ahora es cuando entra una de las más repetidas virtudes humanas: “agrandar los problemas”. ¿Es que acaso un problema no es lo suficientemente preocupante como para tener que agrandarlo? ¿Es que somos masoquistas? Les pongo un ejemplo para que vean que no miento (seguramente más de una persona que lea este artículo, se sentirá reflejado en él):

Problema real:

Me faltan 5 tornillos para poder terminar de montar la mesa del comedor…

Problema agrandado:

Me faltan 5 tornillos para poder terminar de montar la mesa del comedor. Ya sabía yo que no podía dejar para el domingo lo de montar la mesa. ¡Uf! ¿Y dónde podré conseguir ahora tornillos si está todo cerrado? Si es que siempre estoy igual, todo me pasa a mí, no doy una…

Como pueden ver, el problema es exactamente el mismo, es decir, la carencia de tornillos para poder montar la mesa del comedor, pero como somos humanos, nos gusta el drama, la incertidumbre, el decir que la montaña que escalamos era un 7.000 en vez de una de 500 metros, pues lo que era un problema se convierte en varios y les digo el por qué:

  • Agrandar los problemas solo sirve para aumentar los nervios propios
  • Al agrandar un problema lo único que estaremos haciendo es perder tiempo de solución
  • Al agrandarlo, en el 75% de casos, intentamos buscar culpables en vez de soluciones
  • Al aumentar los problemas nos convertimos en personas negativas de por sí

negatividad-positividadY aquí es donde quería llegar. La negatividad en las personas es algo como las canas, comienzan su aparición poco a poco, paulatinamente… pero llega un momento que se expanden más rápido que un gas cuando sube la temperatura y sus partículas son dispersas y energizadas. Y es que al final “nos gusta”, queremos dar sensaciones “penales”, causar lástima, aumentar la recompensa del esfuerzo, aunque éste haya sido ínfimo…

Las canas tienen tintes que las tapan, pero los problemas no. Un problema si lo parcheas, si lo “tintas”, volverá a brotar con más fuerza. El parche es el abono de los problemas, rico en Nitrógeno, Fósforo y Potasio. Pero aún hay algo peor que ese abono, y es la “virtud de agrandar el problema”. Pero no se asusten, esto es pura filosofía de vida, por lo tanto se puede cambiar. Las diferentes maneras de ver las cosas nos pueden hacer cambiar, y solo existe una forma relativamente rápida de llevar a cabo esa transformación o cambio: “positivizar la realidad”.

Y aquí hacemos otro parón. Cuando alguien que es positivo afronta un problema con esa positividad, siempre se escuchan palabras de los “aumentadores de problemas” que dicen:

Ya, ya… pero es que tú eres así, yo no…

Y si al menos lo reconoces, ¿por qué no pones remedio? ¿por qué no empiezas a trabajar en tú cambio? Te digo la respuesta, no lo haces porque es más fácil decir la frase del “yo soy así” y parchear la situación, que atreverte a cambiar… Y ya juntamos el hambre con las ganas de comer, es decir, el conformismo con el miedo al cambio; son igual de peligrosas, pero cuando se juntan… son más letales que “Tango & Cash”

¿Te has sentido identificada con esa persona negativa? ¿que cómo lo cambias?

  • Dejando atrás la dramatización, eso es para el cine
  • Invirtiendo en tiempo en soluciones y no en lamentaciones
  • Barajar diferentes alternativas (hay más mesas que la del comedor en tu casa ¿no?)
  • No parcheando la realidad, sino afrontándola

Entiendo que a niveles y niveles de problemas, que hay situaciones muy complicadas en las que prácticamente es imposible “positivizar” algo, pero si en los pequeños problemas logras ser una persona positiva, seguramente en los grandes tendrás otra visión. Las personas no nacemos negativas, nos transformamos. Por eso mismo podemos cambiar, pero tendremos primero que detectarlo, segundo que querer cambiar y tercero (y lo más importante) HACERLO

No te ha pasado que cuando pones solución a un problema dices:

Bueno, tampoco era para tanto…

Estoy convencido de que sí puedes cambiar. Pero a partir de aquí ya es cosa tuya, tú tienes el poder de decisión, tú tienes que saber si quieres seguir siendo una persona negativa aumentadora de los problemas, o alguien positivo que afronte los problemas con soluciones y no con lamentaciones… Es tu vida y por lo tanto tú decides… ¿Quieres ser parcheador profesional o gestor del cambio de tu propia vida? Si tu respuesta es seguir siendo como eres, es decir, una persona negativa, solo puedo recomendarte que al menos utilices un abono ecológico para tus problemas, los harás crecer pero sin dañar demasiado al medio ambiente…

Los problemas nunca se acaban, las soluciones tampoco…

Un saludo.

Rayko Lorenzo.

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