Soy un “tipo raro”… Nunca vi un capítulo de “Expediente X”, no he visto ni un solo minuto de “Juego de Tronos”, ni veinte segundos de “The Walking Dead“… Pero si recuerdo haber visto una de las mayores barbaries terroristas jamás perpetradas en Europa. Un acto de falacia en sí mismo, que acabó con la vida de 192 personas (con nombres y apellidos) y con la tranquilidad eterna de sus familias, dejando en cruel rebufo, más de 2.000 heridos…
Ese día, Madrid se cubrió de rojo sangre y de gualda lágrima porque un grupo de personas sin alma, pensó que cometiendo tal aberración iba a conseguir sembrar la duda. Lo que desconocen estos “mal nacidos” es que la duda no se siembra, la duda la genera la incertidumbre y solo se puede minimizar con diálogo y razón. Curiosamente estas dos herramientas, diálogo y razón, no están en el diccionario de ningún terrorista. El diálogo lo sustituyeron por Nitroglicol y la razón por Dinitrotolueno…
Hoy se cumplen 11 años del desastre de unas vías que en vez de llegar a Madrid, tenían como destino final el cielo. Unas vías que se oxidaron antes de tiempo porque la crueldad de unos descerebrados, hizo que así fuera… Unos raíles cuyo cambio de agujas con alevosía, provocó un desenlace roñoso que no tenía puesto de baliza que de ello avisara.
El atentado no fue un acto de fuerza de los terroristas. Estos especímenes no tienen fuerza. Son facinerosos a los que si les quitas las armas o la pólvora, les pasaría como a Sansón cuando los filisteos le cortaron su melena… Pero lo que no saben estos bárbaros que matan a inocentes, es que el pelo de un pueblo vuelve a crecer. Que la palabra es más fuerte que cualquier tipo de bala moleteada llena de salitre, azufre y carbón. Que la reminiscencia hace a la gente de bien más fuerte, llegando a repugnar cualquier acto de esta índole.
Los terroristas atentaron contra inocentes porque no saben hacer otra cosa. Se tapan la cara porque no tienen rostro. Se tapan la cara porque no tienen cara. Se tapan la cara porque, sencillamente, no se pueden mirar al espejo…
Y menos mal que no se pueden mirar al espejo, se rompería de tal forma que ni los cristales esparcidos podrían llegar a cortar la piel de los pequeños pies de un bebé. Ellos tienen su espejo propio… las portadas de los diarios a la mañana siguiente, el llanto de los supervivientes y familiares, la desesperación de quien les escribe frente a su terror y odio.
Yo me tapo por el frío, ellos para no ser descubiertos. Yo corro porque me gusta el running, ellos para no ser cazados. Yo reivindico con letras, ellos con fuego… Comienzo a ver que no soy tan raro…
Fue triste. Muy triste. Pensar que en el Siglo XXI haya personas, por llamarlos de alguna manera, que atenten (asesinen) a inocentes por creencias, religiones o reivindicaciones, me parece mezquino, demencial y sinceramente… de cadena perpetua para arriba.
A Madrid le ha vuelto a crecer el pelo. Lo que tampoco saben los terroristas es que cuando a alguien se le rapa el cabello, sale con más fuerza…
En Memoria de las víctimas y sus familiares.
Un saludo.
Rayko.
Emotivas palabras hermano, jamás olvidaremos el dolor y terror,que sembraron esos ……….en Madrid,ni Atocha, ni Santa Eugenia,ni El Pozo, ni Téllez,ni Madrid,ni nadie olvida lo que les hicieron, los que nos hicieron a todos/as 🙁