El miedo, del latín “metus”, lo describe la RAE como “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario“, pocas son las veces que estoy en contra de la RAE… y esta es una. Para mi el miedo no existe, es un estado futurible que te puedes imaginar o no, pero no existe. Se puede sentir respeto hacia lo desconocido, o respeto hacia lo conocido por desagradables “sapiencias”, pero no podemos contemplar el miedo como compañero de viaje en nuestro día a día.
Al miedo (que no al respeto) tenemos que verlo como un enemigo, individuo este que hay que lograr tener lo más lejos posible. ¿A que ustedes no salen a tomar unas tapas con sus enemigos?, pues hay que aprender a dejarlo encerrado en el cuarto oscuro.
Hay gente abonada al “ysi” (sin el jet)…
¿Y si bajo las escaleras y me rompo un tobillo?
¿Y si por pasar debajo de esos balcones de geranios, me cae una maceta encima?
¿Y si…? ¿Y si…?
El miedo, el pesimismo, la negatividad… son primos hermanos.
“Las personas que viven con miedo, simplemente no viven”
No podemos estar pendientes del futuro pensando en lo peor, en lo malo, en lo anormal,… ¿por qué no cambiarlo por lo bueno? ¿qué ganan con tener miedo? ¿qué obtienen poniendo “ysis” en su vida?
Igual que hay que diferenciar ramas de bosque, hay que lograr sustituir los miedos por un respeto general y comedido, que les permita tomar decisiones en la vida laboral y personal.
Hoy “twitteaba” una frase de Pablo Picasso que decía “la acción es la clave para éxito“, y nos viene como anillo al dedo para decir que ese es el único camino para dejar atrás nuestros miedos, pasar a la acción.
Podemos reflexionar sobre esto, con las siguientes premisas:
- Identificar nuestros miedos
- Identificar qué cosas nos hemos “perdido” por ellos
- Qué hemos dejado de hacer por sufrirlos
- Elegir qué queremos ser, si valientes o miedosos
- Identificar cuales son nuestras motivaciones
Hay quien argumenta, que el miedo es limitador y beneficioso por igual, pero estoy convencido de que nos aporta más cosas negativas que positivas. Aumento de adrenalina, tensión muscular, presión arterial… son los síntomas más usuales cuando padecemos miedo y nos ponemos nerviosos. Hay que dejar esto en el cuarto oscuro, les irá mejor.
“Es curioso que nacemos sin miedos, y a medida que crecemos, van apareciendo paulatinamente”
El ejemplo claro lo tengo en mi sobrina de 4 añitos, ya con la mitad, se subía encima de los lomos de los perros, les alaba las orejas y poco menos que quería hasta morderlos ella. Puede ser inconciencia, pero hay que buscar el equilibrio sustituyendo el miedo por el respeto, es más sano y les permitirá pensar con más calma, sin alteraciones fisiológicas tan pronunciadas y sin aumentar la glucosa en sangre.
El miedo antaño, colaboró en la supervivencia de la especie, ya que a los habitantes de la prehistoria les servía para permanecer atentos de ataques de depredadores, cambios meteorológicos peligrosos, etc… Pero a lo largo de los años, los humanos hemos utilizado el miedo como método para mover masas, para moldear a la “plebe” a medida de cada mandatario o sistema (no hace falta que les diga que esto mismo pasa en la actualidad).
Las religiones también han sido unas de las principales propulsoras del miedo, brindando a la sociedad promesas, supersticiones y creencias… aunque no me meto en este tema que no es empresa.
Hay diferentes y numerosas tipologías de miedos; al rechazo, a la soledad, a la oscuridad… Pero hay uno en especial que quiero mencionar, el miedo al cambio. Los humanos somos cómodos por naturaleza; nos acomodamos con más facilidad de la merecida y aunque estemos “incómodos”, preferimos lo malo conocido que lo bueno por conocer. “Levantar el pie de la superficie conocida es el punto de vértigo que nos obliga a retroceder y no avanzar”. En este caso, sí tenemos que saber conquistar el miedo, pasar a la acción que decíamos antes. Tenemos que identificar no solo nuestros miedos sino aquello por lo que merece la pena derrotarlo, por nuestro afán de superación, por nuestra familia, por una mayor felicidad…
Como se suele decir, “el mundo es de un dios y se lo alquila a los valientes”… ¿quieren ser recordados como miedosos o valientes?
Un saludo.
Rayko Lorenzo.
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